David Fernández por ración doble. Primero delicatesen en el patio de las caballerizas de la magdalena. Iván intentó que hiciera su performance en el salón de actos por si las moscas, pero David con mucho sentido pensando en el resultado final de su propuesta prefirió el exterior, un lugar interesante para un trabajo brillante en una noche fantástica de comienzo de verano. Con elementos que ha utilizado en otras piezas construyó un trabajo lleno de poesía para público diverso que no sabía muy bien que se iba a encontrar. Hizo lo que quería, como nos comentó a través de los textos en el display luminoso, tocar. Para abrir boca.
El plato fuerte tres días más tarde en el Paraninfo de las Llamas. Las (des)variaciones junto a Rosy de Palma. No me dio menos de lo que me esperaba. El trabajo tiene momentos acojonantes, pero he de reconocer que sufrí. Me hizo sufrir mucho por algo que la mayoría del público no vio o entendió como parte del espectáculo. Todo comenzó con la rotura de una cuerda del clave mientras la afinaba. Sus intentos por cambiarla fueron inútiles. Pero la cosa se crispó con el fallo en la proyección de unos vídeos en una de las variaciones. Le echó un par de huevos, bajo al patio de butacas, se fue al control y solucionó como pudo el problema. Me impresionó la facilidad con la que incorporó el problema al espectáculo.
Y sufrí por que si has estado alguna vez en una situación similar entiendes que tres días de trabajo se pueden ir a tomar por culo en un momento y todo el esfuerzo por que tu historia llegue se desvanece. Lo cierto es que coló, para la mayoría de la gente coló, lo hizo tan suyo que parecía que estaba pensado así, incluso Vanesa y Mamen se lo tragaron.
Creo que tenemos David para rato.
Cuando fuimos a Valencia con "Pequeñas dolencias" el segundo día se me olvido encender la cámara que usamos en circuito cerrado en diversas partes de la obra. Me dí cuenta con la obra comenzada. El control estaba al fondo de la sala en una estructura elevada detrás del público y la cámara al fondo en el centro del escenario. Esperé el momento y bajé, pasé entre el público, entré al escenario, encendí la cámara y me volví al control. Todo siguió como lo habíamos pensado sin que nadie se diera cuenta del error. No haber tomado la decisión de bajar habría sido un fracaso. Como decía David, es lo que tiene ir de alternativos.
Santander. Jardín de las caballerizas de la Magdalena. Lunes 28 de junio de 2010. La hora está clara